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Wednesday, April 22, 2015
Benedictus cum avus
No me impresiono el Teatro Colón de Buenos Aires. Tantos años oyendo hablar de el, de su magnifica acustica, de su arquitectura, de su importancia. Sin embargo me resulto un teatro con complejo de inferioridad, un teatro de nuevo rico, recargado de cuanto afeite le cupiera, como los estantes de las casas de pueblo en Alemania, pero sustancialmente mas caro.

Si me impresiono que mi primera visita fuese junto a mi abuelo. Mi abuelo, años atras, se presento numerosas veces en el Teatro Colo en calidad de solista. Me resulta imposible imaginarme que se sentira regresar a un lugar con tanto poder simbolico no ya desde el otro lado del escenario, sino del otro lado de la vida. Por supuesto, fiel a su estilo, mirandolo podriamos haber pensado que estabamos a punto de entrar al supermercado a comprar berenjenas. Uno tiene que realizar un estudio casi microscopico para descubrirle al abuelo los tics que rebelen su estado emocional en casos como este. No es siempre, es solo en situaciones en las que su personalidad es más fuerte que su emotividad, y estar en el Colon es tan poco importante como hacer cualquier otra cosa. Porque a fin de cuentas, que tiene de especial? No soy uno mas de los centenares de personas que aqui estuvieron? No cante ademas en miles de escenarios distintos? Por que este tendria que ser especial o diferente? Bueno, esta es la leccion silenciosa de este momento: No lo es.

Lo que vimos fue la misa en si menor de Bach, hecha por la Bachakademie de Stutgart. Mientras leiamos el programa, mi abuelo me señalo algo en el texto introductorio. Hablaba del fundador de la Bachakademie en los años 50. "Con este estudie yo" me dijo, y siguio leyendo.

Lo primero que pense tras el comienzo fue: "Realmente la música clásica se escucha mejor en casa". Estoy malacostumbrado a poner el volumen que se me ocurre, a escuchar las piezas como si estuviera sentado en el medio de la orquesta, o subido a la tarima, dirigiendola. Pero resulta que el tema era otro, solo que mi oido desentrenado no podía notarlo.

Durante el intermedio, mi abuelo se encontro con un antiguo colega, un señor muy conocido director de esto y aquello y considerado el más importante bla bla de la Argentina, en fin, un señor de esos cuya reputacion va por delante con cara de importante. Se saludaron amablemente, y apenas estuvieron libres de oidos ajenos, empezaron a quejarse. "Es un relojito el tipo, pero está haciendo una versión totalmente propia" dijo el. "¿Y no te parece que es debil, que no se escucha?" "Por supuesto" contesto para mi sorpresa, "pero es que tienen un grave problema: el escenario está montado para una opera que estrena mañana, y mantienen la cortina cerrada, con lo cual la camara acustica queda anulada". "Menos mal" dijo mi abuelo. "Yo estaba ahi sentado y me preocupé. ¿Asi se escuchaba cuando tocabamos nosotros?"

Musicos.

Hacia el final vino el Benedictus, y no me importa lo que dijeran los músicos, a mi me encanto. Ademas, claro, el momento de brillo del tenor, y yo con el dato de que "creo que yo cante esta obra, no me acuerdo bien". El curriculum de mi abuelo parece una edicion de Guerra y Paz, asi que diria que es muy probable que si, que la haya hecho.



Y esa fue mi primera visita al Teatro Colon junto a mi abuelo. [Nota al pie, ya no se puede, o no se como, escribir con acentos en este blog, asi que este bello momento compartido con mi querido abuelo es mi despedida de el. De todos modos, llevaba anios sin escribir y muchos mas anios sin que nadie lea nada. Chau blog, fueron... creo que diez anios? de terapia publica hecha por tu medio. Un abrazo.)

Posted at 22.4.15 by nataniel
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Tuesday, January 08, 2013
Y cada tanto...
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Posted at 8.1.13 by nataniel
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Thursday, June 14, 2012
En Barcelona
Yo ten�a 21, llevaba quince d�as en Europa y todo me parec�a impresionante. Era como un ni�o, a�n m�s de lo que normalmente sol�a ser como un ni�o. Todo me sorprend�a y me parec�a hermoso. La forma en la que uso la c�mara lo demuestra, concentr�ndome en los detalles, no hab�a momentos importantes, no era una cuesti�n de contexto. Lo que importaba era el movimiento de la mano, la suciedad de la tela, la lamparita de luz.

Ella ten�a 19 y cre�a estar embarazada de su novio, o al menos eso me dijo apenas la conoc�. Llevaba un a�o con �l -era mucho m�s grande que ella- y a pesar de que estaba enamorad�sima, nos entregamos el uno al otro c�mo s�lo puede hacerse durante el verano en Barcelona a los 20, miles de risas y de noches mirando nada y de leer en voz alta cosas que el otro no entend�a y del mar. Ser joven, joven de verdad, joven de toda juventud.

Fue tal el encanto de los diez dias que pasamos juntos, que unos meses despu�s me mand� a Alemania a vivir con ella (y su novio). El experimento post-moderno (era el a�o 2000) dur� 36 horas.

Me gustar�a saber algo de ella hoy, pero no s� por qu�. Es el problema, y al mismo tiempo la bendici�n de Internet. Aparentemente nadie se va para siempre de la vida de uno. Excepto los que s� lo hacen.

Posted at 14.6.12 by nataniel
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Saturday, January 21, 2012
Bronceado a rayos catódicos - Parte I
Yo pasé buena parte de mi infancia sentado frente al televisor. Esto es algo que hasta ahora había recordado con una sonrisa, pero la experiencia de ser padre de una nena a la que le encanta como a mí ver dibujos animados, me hace cuestionar el papel de las personas encargadas de darme otras cosas para hacer además de ver la tele. Lo cierto es que hasta los nueve años no tuve un límite de tiempo diario, y muchas veces las tardes que pasaba sólo frente al televisor se estiraban hasta alcanzar las tres o cuatro horas. 

Pero como el pasado es igual de inamovible que el futuro, la tarea que nos toca es sacar de lo vivido lo mejor, y aprender a estar ogullosos de lo que llevamos guardado en la mochila, herramientas y memorabilia que nos llevaron a ser lo que somos hoy.

En otras palabras, es hora de una lista de series de televisión que marcaron mi ochentera niñez.



AUNQUE USTED NO LO CREA - Fascinante encuentro con lo extraño, lo fantástico, lo inesperado, que vivía de lunes a viernes a las doce del mediodía por Canal 9 (cuando, a la hora del almuerzo en Buenos Aires, hacía la pausa para la comida de la escuela en mi casa). Presentada por Jack Palance, a quien todavía hoy le he visto muy pocas películas, pero al que le tengo un cariño inmenso. A él y al que fuera que le doblara la voy en México, que era un genio. .



LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA - Definitivamente en mi Top Tres de series que me dejaban con la boca abierta, una antología de cuentos fantásticos en formato televisivo, que volví a ver hace un año y volvió a encantarme. La palma se la lleva la mítica historia de la familia que no puede salir de su casa, encuentra un símbolo extraño en cada uno de sus muebles, siente un calor cada vez más agobiente y descubre una masa gelatinosa y Carpenteriana dentro de una habitación. No es sino tras quince minutos de tortura psicológica que descubrimos que se trataba de la casa de muñecas de una nena, introducida en el horno a modo de broma por su hermano (!!). ¿La masa gelatinosa? ¡Un caramelo derretido! GENIOS. .



MANIMAL - Como en queda claro por su larguísima introducción, esta serie era imposiblemente aburrida, pero yo me la tragaba entera -al igual que, me imagino, el 80% de su público- sólo por los cuarenta segundos en los que "el chico lindo" (como lo llamaba mi abuela) respiraba pesadamente y se transformaba en uno de los tres animales. Después ibamos al colegio e intentábamos imitar el efecto de las manos. El chiste de la época: ¿Cuál es el colmo de Manimal? Que alguien se tire un pedo y el empiece: ssss fuuuu sss fuuu (imitando la respiración). .



21 JUMP STREET (Comando Especial) - De las primeras cosas que vi que no eran necesariamente "para chicos", y que me sorprendieron por la profundidad de su historia. No volví a ver nunca ningún capítulo, así que no sé cuánto de eso es sólo influencia de la infancia y cuánto es real. Si sé que el auto que da un salto y gira al mismo tiempo que la canción grita "Jump!" es uno de los mejores momentos televisivos jamás. .



MACGYVER - El puto Rey. Época de oro, 1990: De lunes a viernes, a las 18, capítulo repetido. Los martes, a las 21, capítulo estreno. (¡Sí! ¡Los martes DOS CAPÍTULOS EN UN DÍA! ¡Gracias, Canal 13!)



LA FAMILIA INGALLS - Yo fui un niño que tuvo que mantener durante al menos dos años su catolicismo en vergonzoso secreto, y Michael Landon era sin duda, el líder de esa pequeña secta con cantidad de miembros: uno y las voces en mi cabeza. El día en que los Carapintadas tomaron La Tablada con masitas secas, yo recé al cielo por que todo se arreglara antes de las 16:30, horario de la Familia Ingalls. No fue así, y los noticieros me dejaron esa tarde sin Laura. Probablemente ese día dejé de santiguarme frente a las Iglesias.



EL INSPECTOR GADGET (o Truquini, cuando había mala suerte) - Era escuchar el primer Tun Turun Turun y ponerme a saltar como un desquisiado sobre la cama, poseído por la pura grandiosidad de la mejor canción de dibujito animado jamás escrita.



TRANSFORMERS - Otra mítica canción, otro ruidito a imitar en los juegos, otro dibujo que evolucionó más allá de mi capacidad de comprender las historias (¡Se muere el personaje más importante, por el amor de Grog!) El juego también era hablar desde la parte de atrás de un ventilador para imitar a Megatron



JEM - Aunque cosas como Frutillitas (fresitas) o Mi Pequeño Pony estaban lejos de mi pansexualidad, lo cierto es que había un par de series que yo miraba con mucho gusto a pesar de estar claramente targeteadas a un público de "nenas". Jem era una de ellas. No me acuerdo muy bien de qué se trataba, pero sí recuerdo que me gustaban sus canciones, y más exactamente, la parte en la que en la intro aparecen las Misfits y hacen sus cuatro segundos de heavy pop que yo cantaba asi: "Wi Ra Ri Misfits - We Ra Ri - Wi Ra Ri Misfits"



CONDE PÁTULA - Esta era una serie extraña, incluso de chiquito me daba cuenta de que estaba viendo algo diferente, con más libertad y frescura que la mayoría de los otros sub-productos creador para vender juguetes (que de todos modos estaban casi todos muy fuera del alcance de mi familia)



MASK - Lo que me lleva directamente a esta serie, un ejemplo recontra-obvio de lo que acabo de decir, y sin embargo una de mis series favoritas. Probablemente ayudata el hecho de que la veía ya en Argentina, un país donde los juguetes llegaban en versiones "Industria nacional" (es decir, acequibles), y en donde además yo disfrutaba de una relativamente numerosa familia de abuelos divorciados, lo cual multiplicaba por tres mis regalos. Sí, de niño yo era el Donald Trump de los juguetes.



Y me despido por hoy con los repugnantes y adorables Cariñositos, que me llevaron a  una situación con un kiosquero y mi abuelo Ricardo que puede resumirse en una frase dicha por el primero: "¿No querés mejor esta revista de los "Gobots", que es para nenes?" (Post Data: ¡Dije que no!)


Posted at 21.1.12 by nataniel
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Wednesday, January 18, 2012
A veces soy como Jesucristo y doy consejos muy buenos.
Le dije a alguien ayer: Nada más importante que tener claras las prioridades. La otra persona: "Pero yo no sé lo que quiero". Yo: "Hacé una lista con las tres cosas más importantes en el mundo para vos" Ella: "No tengo idea, no tengo una lista. Quiero ser feliz" Yo: "Ser feliz es la consecuencia de tener claras las prioridades". Entonces me puse a pensar cuales eran mis tres cosas más importantes. Y esto es lo que me salió.

1) Matilda debe ser la nena más feliz del Universo conocido, y de los paralelos por conocer también. Cualquier cosa menos que eso, será un fracaso.

2) Nunca traicionarme. Nunca hacer algo que yo sé que va en contra de lo que creo.

3) Respetar al cien por ciento mis deseos, siempre y cuando no se contradigan con los primeros dos puntos.

La persona con la que hablaba no se vio muy impresionada por mi lista. Y bueno, otra cosa que se aprende con los años y que resulta una gran novedad para los niños hijos únicos con grandes egos como uno, es que el mundo no está desesperado por saber lo que sucede dentro de nuestra cabeza.


Posted at 18.1.12 by nataniel
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Thursday, September 08, 2011
Soñar que se llora.
Hoy soñé con ella. Uno de esos sueños de despedida que tanto detesto. No les veo nada romántico ni catártico. Tuve uno con mi tía y tampoco me sirvió para nada. Se llora en la vigilia o no se llorar. Llorar en sueños es como comer en sueños, como ganarse la lotería en sueños. Sólo sirve para que al despertarte te des cuenta de que en realidad no lo hiciste.

Estábamos en una casa, en un salón, tal vez en la casa de León Suárez de mis abuelos, pero no sé. Era ella de cuando eramos chicos, tenía una vincha en el pelo, como solía tener muchas veces. Estábamos escuchando la canción de Zaz que parece escrita por ella y para ella, y cantada por ella y para ella. Le gustaba mucho.

Yo sabía que algo malo iba a pasarle, pero por alguna razón no se lo podía decir, como esas historias de viajes en el tiempo en las que sabés que no podés modificar el futuro porque sino el universo entereo colapsará. Yo la miraba y pensaba, sé cómo vas a terminar, sé lo que te va a pasar. Sé hasta los detalles más escabrosos, pero no puedo decirte nada.

Y entonces la abrazaba y me ponía a llorar desconsoladamente, lloraba como en esa poesía de Girondo donde todo llora con él. Era una diarrea de llanto, una represa rota de llanto.

Y me desperté y pensé en ella todo el día, y en lo que hablé con mi psicólogo semanas antes de que pasara, sobre subirme al caballo e ir a buscarla.

Subirme al caballo e ir a buscarla.

Las historietas y Hollywood nos tienen muy malcriados. Los cobardes no llegan a ser héroes.

Entonces vine y la escuché cantar. Tengo un disco entero que grabó con sus amigos, y nunca pude sentarme a escucharlo, por miedo. Pero hoy estuvo tan presente todo el día que pensé, ya no puede ser peor, y entonces la escuché.

Y estaba equivocado.

Todo llega, amigos, y no hay moraleja. Las dos grandes lecciones que exprimo después de treintaypoquitos años de dar vueltas con cara de mofeta por el mundo.

Posted at 8.9.11 by nataniel
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Tuesday, June 28, 2011
Dijeron y dije.
Dijo mi papá:

"Tu sentimiento hacia Carolina perdurará en vos como la sentías al ir "del hilo", mas allá de toda otra situación y momento, y hasta el fin de tus días."

Escrito en 2008, con 29 años:

"Tocando la trompeta, y con dos coletas. ¿Se dan cuenta? Con dos coletas, como si esas cosas hicieran falta. Como si uno no estuviese ya grande como para sentirse afectado por esos detalles, como cuando a los 16 añitos me agarraba de la mano y me invitaba abajo del aguacero para saltar sobre los charcos descalza, como dormir juntos pero en dos hamacas separadas, como irse de mi lado dejando una de sus hebillas atadas a su punta de hilo, para nunca estar lejos de verdad. Les juro que me entran ganas de ponerme a llorar. " 

Posted at 28.6.11 by nataniel
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Y sí, más Carolina. Más y más y más, siempre habrá más.

Escrito en 1998:

"(tras un afiebrado recuento de los acontecimientos del fin de semana anterior) Y yo lo que puedo es colocar, linealmente, toda esta serie de acontecimientos y arriesgar al azar sentimental del lector. No apunto a nadie ni a nada, puedo generar reacciones que abarcan toda la gama existente, incluso la de ninguna reacción. Pero la poesía, creo, me parece, es una arma blanca, un arma de precisión. No. Es acomodar dos o tres palabras frías y conseguir que generen en el lector el mismo efecto que una llave. O sea, las muescas tienen que ser perfectas, el metal es vulgar, bruto, pero los relieves son únicos. Y un relieve único abre una sola puerta, y esta payasada cagosa que estoy escribiendo toda busca que yo pegue en el papel, me saque de la punta de los dedos, transmita desde algún lugar del pecho hacia todo el mundo un par de letras rabiosas: (aquí el nombre de la chica)."

"Ya no sé ni qué me pasa. Todo lo que tengo alrededor suena como ella. Abro la puerta y ahí está, en las bisagras, riéndose. Me acomodo en la silla y me enfrento al teclado: Describir su risa es el primer desafío al que me entrego este año. La suya es una risa en dos actos. El primero es el que surge de la sorpresa. Una especie de inevitable reacción de la garganta y el mundo de sonido casi gutural, muy grave y al mismo tiempo juguetón y picaresco. Según la gracia que le haya causado lo que sea que le causó gracia, ésta primera parte puede extenderse desde un diminuto segundo, como si alguien le estuviese achatando la frente y la pera. Los ojos se cierran casi por completo y ella toda es una sola maravilla blanca con bordes rosados.

Enseguida intenta recuperar el aliento, y entonces se crea una especie de aspiración ruidosa de tinte dulzón, nunca molesta, que puede llegar a durar algo así como la mitad de lo que dura la primera parte. Sus hombros se elevan, ella comienza a levitar, me arrastra, volamos juntos, si el chiste había sido muy bueno llegamos incluso a dar una vuelta en el aire, luego nos posamos suavemente y nos miramos a los ojos. Ya no somos los mismos.

Malena sabe hacer verticales. Tiene tanta fluidez para hacerlas que a veces me pregunto si en realidad no es esa su posición normal y la pobrecita tiene que ir la mayoría del tiempo con la cabeza hacia arriba, haciendo equilibrio.

Malena y yo vamos del hilo."


Posted at 28.6.11 by nataniel
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Sunday, June 26, 2011
Será por eso.
De mi;

Te quiero, mi Caro. Sos un pedacito de sueño viejo que resiste.

De ella;

Estoy bien amor...

Salte del tren fantasma en el que iba viajando, y me siento mejor.

¿donde estas? me gustaria verte.

De ella:

me alegraste el dia...la semana....la vida!!!!!!!!!!!!!!!!!!

te quieroooooooooooooooooooooooooooooooo nicooooooooooooooooooo 

llamame llamame llamame llamame llamame llamame llamame llamame llamame llamame llamame ya!

De mi:

Y hacia la tarde, mi tía, la bailarina, que está en Leipzig dando unos talleres, me cuenta que esa actividad que tanto le gusta hacer, y que se transforma al final en el símbolo de los talleres -sus alumnos le regalan después cartas con pedazos de hilo pegados- esa actividad en la que cada uno agarra un trozo del mismo hilo, y lo mezclan, y se van de un lado a otro, se envuelven, se llevan, esa actividad que estimula los vínculos, la sacó de aquel cuento que escribí hace un montón, ir del hilo, en el que hablaba sobre la forma de andar que vos y yo descubrimos.

Y bueno, si acordarme de vos una vez me lleva de viaje, acordarme tres veces en el mismo día, y con una historia tan linda como la de mi tía (cartas de alumnos agradecidos con hilos pegados!), me teletransportó a acordarme lo que es estar auténtica, absoluta, indiscutiblemente enamorado de vos. Como siempre.

De mi:

Vos sabés que sos alguien especial. No te extrañe entonces que yo también lo sepa.

Te quiero

Nico.-

De ella:

Vos tambien sos especial para mi, y lo sabes...
 
No quise ser cinicamente realista, solo trate  de explicarmelo de una forma razonable y eso paso...sonó asi...sera porque lo nuestro es único e inexplicable...








Posted at 26.6.11 by nataniel
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Mi Malena.
"De Carolina su rostro, sus movimientos. Pasemos por alto esta imposibilidad de mirar fijo a los ojos sin hacer una mueca, excepto cuando no la hace, que es cuando se producen estos atropellones de gente en el estómago. De Carolina su voz imitando a Goyeneche, la ropa, la suavidad del cuello detrás de la oreja, los adejtivos mudos, (el otro día estando con fulanito me sentí: (dobla las manos al revés, cruza los ojos, saca la lengua. No hay palabra que lo represente. No hay palabra que represente tener sed un sábado a las seis de la tarde). De Carolina su voz áspera escondida en algún lugar del teléfono, diciéndome:”Yo también tengo ganas de verte”, sus saltos sobre los charcos en una tarde de lluvia. De mucha, de cuanta lluvia. De Carolina los ojos fuertes posados sobre mi garganta. De Carolina lo más bello de su inalterado delirio (inalterado aún), y lo más importante, de Carolina el ir del hilo" (Ir del Hilo, 1998)

Cualquiera que me conoce un poco sabe qué tan enamorado estaba yo de Carolina Pacheco. La conocí en el 98, mientras limpiaba el pasillo de Burger King del cine America. Entró con unos pantalones holgados y noventeros, un arito en la nariz cuando muy poca gente usaba aritos en la nariz, y sobre todo, entró con dieciséis años. Yo tenía dieciocho y me cayó un rayo en la cabeza. Como si hubiera en alguna parte de nuestra genética un modelo de persona que sería la que queremos, la que más nos atrae, y Carolina hubiera sido una copia exacta de ese modelo. Como si nos hubiéramos reencontrado después de muchas aventuras juntas y años sin vernos. Fue un rayo muy difícil de explicar, un rayo de comedia romántica hecha realidad, un rayo que hoy, trece años después, aun no volví a sentir.
Después de media hora de verla fumar, comer hamburguesas y escribir en una servilleta, me senté en la misma mesa, temblando de timidez, y le dije la frase que me había aprendido de memoria y todavía me acuerdo:
- No tengo tiempo ni de sonarme la nariz y si me ven haciendo esto me matan, pero sólo quería decirte que nunca creí que en este lugar y limpiando mesas me iba a encontrar con un ángel.
Ella se sonrió, porque todavía eramos adolescentes. Yo me levanté y me fui lo más rápido que pude. Me escondí en los cambiadores, me puse la ropa de civil y salí a caminar por el pasillo pensando solamente en salir de ahí. Pero Carolina tenía otra idea. Me llamó con un dedito, sonriente, y me dio una servilleta escrita. Era una pequeña carta, tan cursi como lo que yo le había dicho. Al final, su nombre y su número de teléfono.
Imagínenselo. Virgen, adolescente, enamorado en dos segundos y con un papel con su número de teléfono. Era feliz.
Salimos unos días después y nada fue menos. Ella era tan hermosa como yo la recordaba, tanto así que mientras me hablaba yo tenía que quitar la vista y mirar para otro lado, porque sino el corazón se me sobrecargaba de emociones y amenazaba con estallar. Acompáñenme en este viaje, yo lo justifico un poco diciendo que era la edad, pero lo cierto es que no hubo una sola vez que no me sintiera así con ella. Lo que pasa es que con los años uno, me imagino, va aprendiendo a ubicarse, o a clasificar las cosas en pequeños compartimientos que te ayudan a mantener un poco mejor el control. Pero por aquel entonces no había compartimientos, las emociones eran toda una gran pileta llena de manzanas y harina puesta sobre una parrilla llena de carbones al rojo. Hebullición, efervecencia. Seguramente saben a lo que me refiero.
Yo por supuesto le había escrito un poema. Nos sentamos en el medio de la 9 de Julio esquina con la Avenida de Mayo. Ella lo leyó, me miró y me besó. Nos besamos un rato. Yo volé por la estratosfera. Cuando dejamos de besarnos, me miró sonriente y preguntó:
- ¿Te sorprendio que te besara?
- No- le mentí, por supuesto, porque también todo era un concurso entre nosotros para ver quién era el más especial. Perdí todas las veces.
Hubo más besos, un diálogo delirante entre ella y los cocineros de la pizzería que ya no existe a través de los cristales, abrazos a cada campanada en la Plaza de Mayo. Esa y la noche en Cartagena junto al mar son las dos noches de mi adolescencia, las dos noches de sentirlo todo sin coladores entre el mundo y el alma.
Pero Caro era de otro planeta. No sólo de otro planeta al mío, sino de otro planeta al planeta Tierra. Así como parecía amarme honestamente, desaparecía durante meses enteros sin dar señales de vida. Una vez se fue a su casa en el Tigre sin avisarle a nadie. Cuando volvió una tarde, su papá le dijo: "Caro... ¡pensé que ya no volvías!". Tenía diecisete.
Una tarde en su casa escuchamos November Rain bajo la lluvia, y nos reímos de que nos gustara estar escuchando November Rain bajo la lluvia. Nos abrazamos y nos empapamos y ella saltó sobre los charcos descalza y todo era real, nada de lo que hacíamos era para sorprender a nadie. Eramos ella y yo creyéndonoslo todo. Era todo lo que esas cosas pueden ser.
Caro y yo ibamos del hilo, al punto que a cada encuentro, uno de los dos llevaba siempre un pedazo de hilo. Ir del hilo no es otra cosa que lo que suena; uno agarra una punta, el otro la otra, y se va. A veces uno se enrieda en el hilo y vas como abrazado, a veces dejás varios metros de distancia, pero vas siempre unido. Un par de años más tarde intenté ir del hilo con Javiera, pero, por supuesto, no fue lo mismo. No lo intenté con nadie más. Del hilo se iba con Carolina.
Ella soñana con ser Malena y cantar tangos, así que cada cosa que escribía sobre ella -y escribí muchísimas a lo largo de los años- ella era Malena, como yo soy Nataniel.
Una vez fui a un bar con Rosa Acevedo y Diego Pinto. Yo me senté en la ventana, y dije que siempre me sentaba en la ventana mirando para afuera. "¿A quién estás buscando?" me preguntó Rosa. La respuesta era, a Carolina. En los tiempos en que hacía sus actos de desaparición del mundo, yo nunca dejaba de buscarla.
En el 2006 tuvimos nuestro más hermoso reencuentro. Nos prometimos mantener la amistad, no dejar pasar más de diez días sin ponernos en contacto. Fuimos al teatro, almorzamos, tomamos mate con bizcochos y una noche me quedé a dormir en su casa y nos dijimos cosas muy hermosas. Nos encantaba tirarnos flores.
Pero entonces yo me vine a vivir a Alemania.
En enero de este año le escribí:

Me gustaría que me enviaras un mail que dijera: Sí, estoy viva. Te quiero. Chau. Caro. Ya te lo escribí yo. Ahora marcás el texto, pones "copiar", le das a "responder" y luego "pegar" y no tenés que hacer más nada!!!!

Te quiero

Nico.-

Ella contestó:

Corazón rojo

Yo le volví a preguntar:

donde?

Y ella

Estoy en mexico, aca estar pacheca quiere decir reloca, asique mi nueva identidad tiene algo de vieja...

Y entonces empezamos a escribirnos otra vez. Aunque parezca mentira, nos escribimos varias veces en un mismo día. Nos agarró la nostalgia, hablamos sobre todo, sobre realmente todo, desde el primer día, el segundo, el quinto, no dejamos detalle por recordar y analizar con vista de casi treinta y treintaydos. Y de fondo, la sensación de que ese rayo no terminaba nunca de caer, y November Rain otra vez irónicamente y al mismo tiempo nada irónicamente disfrutada.

Este once de abril me contó que cantaba tangos con dos amgios en un bar en Mexico. "La gente aplaudía como focas y después cada uno volvió a lo suyo" me dijo "O sea que uno puede ser lo que quiere por el tiempo que uno quiere, ¿no?"

Yo le respondí: "El día que nos volvamos a ver -porque existe ese día, yo sé- cantamos los dos."

Luego recordamos. Ella:

"Me acuerdo que queriamos escribir algo juntos,estabamos en un cafe, pero eramos tan cursis, que era un tiradero de flores. El dia que fuimos a ver a Caseros nos encontramos con una novia tuya, dijo que me parecia a una ardilla."


Yo:

"Cuando viniste al Tortoni a lo de mi papá yo estaba tan contento. Tengo una foto en la que se me ve la cara, es muy graciosa, estoy feliz. En un momento nos fuimos  a un costado y dijimos: salimos corriendo? si decías que sí, yo salía corriendo, no lo dudo. Hoy también. Pero al final nos despedimos de los demás como gente civilizada."

Ella:

"Tengo inetrnet en mi casa, hace una semana que no trabajo y reviso a cada rato a ver si me escribiste. Y el recuerdo: De cuando eramos chicos la magia de poder caminar felices por av rivadavia."

El 9 de mayo me escribió que se iba a Costa Rica, me habló de verduras que le gustaban, y me dijo que tenía fiaca de escribir.

Yo no le contesté.

El 22 de mayo recibí un mail general en que enviaba un video de ella surfeando en las playas de Costa Rica. Se la ve morenísima, paseando por las olas, caminando luego con su aire de siempre, capaz todavía de interrumpir el tránsito para llegar al vidrio de la pizzería, golpearlo con fuerza y gritarle a los cocineros: "¡Me encantan sus gorros!".

Hoy me enteré que Carolina Pacheco se resistió a un asalto en Costa Rica y fue asesinada.

Y algo se rompió.


Posted at 26.6.11 by nataniel
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